Sóller está metido en un valle de naranjos, entre montañas, con ese punto de postal que te obliga a sacar el móvil cada dos pasos. Desde el aeropuerto no tiene pérdida: Ma-19, rodeas Palma por la Ma-20 y entras a la Ma-11 hasta el túnel. Es rápido, está bien señalizado y llegas con la sensación de que la isla “se abre” justo al salir al valle.
Si vienes en coche, tienes libertad total. Puedes dedicar la mañana al casco antiguo, comer en el puerto y, si te apetece, subir a un mirador al atardecer o escaparte a Fornalutx. Con Autos Mallorca es muy fácil arrancar: recogida express a 5’ del aeropuerto, sin esperas. Además, a todo riesgo sin franquicia, sin bloqueos en tarjeta, km ilimitados, lleno-lleno y conductores adicionales gratis. Traducido: menos trámites, más tiempo de viaje.
¿Sin coche? El tren histórico desde Palma es una monada y el tranvía hasta el puerto es una experiencia en sí misma. Eso sí, dependes de horarios y no llegarás tan lejos en el mismo día. Como alternativa, el bus funciona, pero para combinar casco + puerto + miradores en una jornada, el coche te da otra liga.
Para aparcar, lo mejor es no complicarse: parkings perimetrales y caminar. El centro se disfruta a pie y en el puerto pasa lo mismo; deja el coche en segunda línea y pasea 5–10 minutos por el paseo marítimo. Es tiempo bien invertido.
Ruta a pie por el casco: plaza, Sant Bartomeu, Banco de Sóller y Sa Lluna
Piensa en 90–120 minutos sin prisas. Empieza por la Plaza de la Constitució. Siempre hay vida: niños, terrazas, ese murmullo de pueblo bonito. Frente a ti, la Iglesia de Sant Bartomeu mezcla gótico, barroco y una fachada modernista muy fotogénica. Mírala un momento; hay detalles que se te escapan si vas con prisa.
A un lado de la plaza está el Banco de Sóller, obra modernista con guiños a Gaudí. La forja, los relieves… todo invita a acercarse. Son dos paradas muy cerca, pero cada una tiene su peso.
Desde ahí, baja por Carrer de Sa Lluna. Es la calle donde más fácil es caer en la tentación: artesanía, aceites, cítricos, alguna heladería con gelat de taronja que pide a gritos una foto. Si coincide, entra al Mercat Municipal. Ver tomates ramellet, aceitunas trencades y bolsas de almendra te sitúa: aquí la cocina sabe a producto.
Un consejo útil: deja el coche fuera, disfruta todo esto andando y, si luego quieres bajar al puerto, toma el tranvía. Al volver, agradecerás llevar seguro sin franquicia para maniobrar sin nervios en calles estrechas.
Modernismo vivo: Museo Can Prunera y casas señoriales
A cinco minutos del centro está Can Prunera, una casa señorial modernista convertida en museo. Es de esos sitios que no te esperas en un pueblo pequeño: suelos hidráulicos que querrías en tu casa, escaleras que parecen pensadas para fotos y vitrales que te paran el paso. Reserva 45–60 minutos y tómalo con calma.
Si el día amaga lluvia, esta visita te salva la mañana. Y si viajas en verano, consulta horario el día anterior y evita las horas más calientes; es la manera de verlo con menos gente.
Puerto de Sóller: tranvía, miradores y barco a Sa Calobra
Bajar al Puerto de Sóller en tranvía es parte del plan. Cruje, vibra, pasa cerca de naranjos y te deja a un paso del paseo. Otra opción es bajar en coche bordeando el valle; tardas poco y puedes parar donde quieras.
El puerto invita a caminar. La Platja d’en Repic es la clásica para un baño rápido o para comer mirando al mar. Si subes al Mirador de Santa Catalina, en 10–15 minutos a pie tienes la bahía completa a tus pies. Justo al lado está el Museo del Mar, pequeño y curioso, perfecto para completar la subida.
¿Mar tranquilo? Valora el barco a Sa Calobra. Evitas curvas y el paseo es precioso. No todos los días el mar lo permite, pero cuando cuadra es un planazo. Si vais varios, alternad la conducción: con conductores extra gratis es fácil repartirse y no llegar cansado al atardecer.
Para aparcar aquí vale lo mismo: más fácil en segunda línea. Un par de calles hacia dentro y listo. Con lleno-lleno controlas el gasto y no te llevas sorpresas al final del día.
Mercado, helados y compras locales (naranja de Sóller & co.)
En Sóller la naranja es casi religión. El zumo recién exprimido sabe distinto; lo notas en el primer sorbo. Si te cruzas con helado de cítricos, pruébalo. Para picar, un pa amb oli con tomate ramellet, buen aceite y queso es la pausa perfecta entre paseo y paseo.
Para llevarte algo, el Mercat y Sa Lluna son apuesta segura: mermeladas, aceites pequeños para regalar, almendra para un gató casero. Son recuerdos que no se quedan en la estantería.
Excursiones cercanas: Fornalutx, Biniaraix y Jardines de Alfabia
Con coche te plantas en Fornalutx en 10–15 minutos. Dicen que es de los pueblos más bonitos de España, y se entiende: empedrado, flores en ventanas, cuestas con encanto. Aparcar puede ser justo en horas punta, por eso un compacto ayuda mucho.
A cinco minutos está Biniaraix. El núcleo es pequeño y delicioso, punto de partida del Barranc de Biniaraix (tramo del GR-221). Aunque no vayas a hacer senderismo largo, pasear un rato entre naranjos y piedra seca tiene algo terapéutico.
Si vuelves hacia Palma, los Jardines de Alfabia quedan perfectos de camino. Agua, pérgolas, palmeras y esa calma que solo dan los jardines cuidados con mimo. Media hora que te reajusta el día.
Consejos 2025: parkings, posibles restricciones y clima
En Mallorca cada vez se cuida más la movilidad en cascos históricos. Traducido: lee la señalización al llegar y evita improvisar giros de última hora. Usa parkings habilitados y gana tiempo.
El clima manda. En otoño y primavera, mete siempre una capa ligera en la mochila; la piedra mojada resbala y el aire en miradores refresca. En verano, sombrero, agua y crema sin negociación.
En la MA-10 hay curvas, ciclistas y miradores muy tentadores. Para y haz fotos donde toca; el paisaje se disfruta más con calma. Y si te preocupa la carrocería en parkings justitos, a todo riesgo sin franquicia te quita un peso de encima.
Alquila sin sorpresas: cómo optimizar tu visita con Autos Mallorca
La parte “logística” puede jugar a favor del viaje. Con Autos Mallorca sales del aeropuerto en 5 minutos con el shuttle, enlazas autovías y estás en la Ma-11 antes de que te des cuenta. No hay bloqueos en la tarjeta, tienes kilometraje ilimitado, depósito lleno-lleno y, si sois varios, conductores adicionales gratis para turnaros en las curvas de Tramuntana. Si cambia el plan, cancelación gratuita hasta 24 h. Y las reseñas van en esa línea: “proceso sin problemas, personal amable” y coches muy nuevos. Se nota en el ánimo con el que empiezas el día.
Pequeño tip para elegir coche:
- Compacto si quieres aparcar en pueblos sin sudar.
- Familiar/monovolumen si viajáis con peques y carritos.
- Descapotable si te hace ilusión la costa y la puesta de sol.
FAQs
¿Coche o tren histórico?
Con coche lo ves todo en un día y sumas pueblos cercanos. El tren y el tranvía son preciosos si priorizas la experiencia y no te importa ajustar el plan.
¿Dónde aparco para ver el centro sin vueltas?
En parkings perimetrales. En el puerto, mejor en segunda línea y paseo corto. Ganas tiempo y evitas maniobras en calles estrechas.
¿Cuánto tiempo necesito para Sóller y el Puerto?
Con medio día ves lo esencial; un día completo si añades Can Prunera, miradores y una comida larga mirando al mar.
¿Compensa el barco a Sa Calobra?
Sí, cuando el mar está tranquilo. Evitas curvas y el trayecto es parte del recuerdo.
¿Qué llevo en la mochila?
Agua, crema solar, capa ligera, zapatilla con suela que agarre y batería externa. Todo se usa.



